Las nuevas tecnologías y los avances en el mundo digital están dando lugar a profundas transformaciones socioculturales que afectan a las comunidades, a los individuos, a los gobiernos y a las industrias. La información que se produce y circula en Internet, el crecimiento del número de usuarios conectados y el modo en que todos los participantes se apropian de este universo online describen el escenario actual. La escuela, que ya hace tiempo disputa con los medios la tarea de socializar a niños y adolescentes, tiene que buscar nuevas estrategias frente a la incesante multiplicación tecnológica y su penetración en todos los intersticios de la vida cotidiana.
Es importante abordar la literatura y las investigaciones que exploran y reflexionan sobre los consumos digitales de los jóvenes; con el propósito de contribuir una competencia más acabada y profunda de las características, formas de comunicación y socialización, necesidades de aprendizaje y formas de producción que definen a estos jóvenes. La diversificación, la transformación y la inestabilidad de los roles se experimentan en todos los ámbitos, incluida la institución escolar, cuya dinámica es puesta en cuestión y tensionada por demandas viejas y nuevas. Lo específico de los bienes culturales es que implican una relación de coproducción entre el autor y el público, y que el bien no se agota al ser consumido, sino que en muchos casos se sigue recreando por largo tiempo. Las características de este proceso hacen que escape a la lógica estrechamente económica del consumo, aunque el mismo se ubique en el terreno comercial.
La juventud constituye un momento determinado, pero no se reduce a un pasaje, asumiendo una importancia en sí misma. Todo ese proceso es influenciado por el medio social concreto en el que el joven se desarrolla y por la cualidad de los cambios que éste proporciona.
El joven/sujeto es un ser humano abierto a un mundo que posee una historicidad, portador de deseos y, movido por esos deseos en relación a otros seres humanos, ellos también son sujetos. Al mismo tiempo, es un ser social, con un determinado origen familiar, que ocupa un determinado lugar social y se encuentra inserto en relaciones sociales.
El joven es un ser singular, que tiene una historia, que interpreta el mundo dándole sentido, así como a la posición que ocupa en él, a sus relaciones con los demás, a su propia historia y su singularidad.
Es un sujeto activo, que actúa en y sobre el mundo; y en esa acción se produce, al mismo tiempo que es producido, el conjunto de las relaciones sociales en las que se inserta.
En el contexto donde viven, toda institución, sea la escuela, el trabajo o aquella unida a la cultura, mucho pueden hacer si están basadas en una red de sustentación más amplia y con políticas públicas que garanticen espacios y tiempos para que esos jóvenes puedan construirse como sujetos y ciudadanos, con derecho a vivir plenamente su juventud.
En pocas palabras, los jóvenes tienen los siguientes derechos: