Meditaciones para niños

Un hijo del Rey

Aveces decimos que un cristiano es un hijo de Dios. ¿Qué queremos decir con eso? ¿Quiere decir que ya no tenemos papá ni mamá? Por supuesto que no. Dios nos ha dado a nuestros padres para que nos cuiden y nos amen, pero ahora tenemos a Alguien que nos ama aún más y que nos cuida todavía mejor. Ese Alguien es Dios.

Cuando nosotros amamos a su Hijo Jesús, Él nos adopta, nos recibe en su familia y nos convertimos en sus hijos al mismo tiempo que seguimos siendo hijos de nuestros padres ¿No es algo grande?

¿¿Se han preguntado ustedes alguna vez porque Dios nos permite ser sus hijos? ¿Por qué quiere hijos que tienen pecado en el corazón y que son egoístas y nada amables? No podemos entender por que Él es tan bueno, pero la Biblia nos dice que Dios no se avergüenza de llamarnos hijos. Nunca trata de librarse de nosotros o echarnos de su lado; nos ama aun cuando somos malos. Él no tiene favoritos a quienes quiere tener cerca de Él, entretanto que a otros los quiere ver lejos. El los ama a ustedes con todo su amor, los ama siempre; y aun cuando hayan sido malos El sigue amándolos con el mismo amor. Aun cuando Él deba castigarlos, los sigue amando con todo su amor, porque son ustedes sus hijos si aman a Jesús como su Salvador.

Cuando Dios viene a ser el Padre de ustedes entonces Jesús viene a ser el Hermano mayor. ¡Que raro y que hermoso es tener como Hermano a Aquel que nos hizo y que hizo el mundo! Pero Jesús es el Hijo de Dios y nosotros somos hijos de Dios también, y así Jesús viene a ser nuestro amado Hermano mayor. La Biblia nos dice que Él no se avergüenza de llamarnos hermanos.

Él no se avergüenza de nosotros porque murió para hacernos buenos, y para convertirnos en sus pequeños hermanos y hermanas. Murió para hacernos parte de su familia, de la familia de Dios; y de esa manera ahora Jesús comparte con nosotros todas las cosas buenas que Dios le ha dado a Él. Él nos da vida eterna. Él nos llevará al Cielo y nos dará allí cosas muy hermosas. Quitara todos nuestros pecados para que al fin podamos ser la clase de hijos de Dios que debemos ser.

Hubo una vez un gran rey que era muy rico. Tenía muchos sirvientes y vivía en un hermoso castillo hecho de oro. Un día, mientras el rey caminaba por la calle con algunos sirvientes, vio a un pequeño limosnero que llevaba sus ropas muy rotas y se veía que tenía hambre. El rey averiguo que aquel niño no tenía ni papá ni mamá; así que se lo llevo al palacio y lo hizo hijo suyo. El rey amo a su nuevo hijo y le dio muchos regalos valiosos. Cuando aquel niño tuvo la edad suficiente, ayudo a aquel gran rey a gobernar parte de su reino.

Ustedes y yo somos como aquel niño pequeño porque hemos sido llevados a formar parte de la familia de Dios, y Él nos da regalos muy valiosos, y algún día nos pedirá que le ayudemos a gobernar su reino.

ALGO QUE LEER DE LA BIBLIA:

ROMANOS 8:14-17

Preguntas:

  1. ¿Quiere Dios que seamos sus hijos porque somos muy buenos?
  2. ¿Puede cualquier llegar a ser hijo de Dios?
  3. ¿Nos sigue amando Dios cuando somos malos?
  4. ¿Cómo nos castiga Dios? ¿Nos sigue amando cuando nos castiga?
  5. Si Dios es nuestro Padre, entonces Jesús, su Hijo, es nuestro ………………… mayor.

Oración

Nuestro amado Padre, que contentos estamos de que Tu nos hayas permitido ser hijos tuyos y hermanos de nuestro Señor Jesucristo. Te damos gracias por ser tan bueno con nosotros. Nos acercamos a Ti, oh Dios, en el nombre de Jesús. Amen.

Un himno que cantar

Soy peregrino aquí, mi hogar lejano esta

En la mansión de luz, eterna paz y amor;

Embajador yo soy del reino celestial

En los negocios de mi Rey.

Este mensaje fiel oíd,

Mensaje de su paz y amor;

“Reconciliaos ya,” dice el Señor y Rey.

¡Reconciliaos hoy con Dios!

Volver